Las horas pasaban. Papá seguía muy grave. Según decían los médicos se estaba despidiendo. Sentado a su lado estaba yo. Sereno y triste. En mi cabeza se agolpaban recuerdos de los momentos que habíamos vivido juntos, pero sobre todo de los temas pendientes que teníamos por resolver. Siempre tuve en mi interior el remordimiento de lo que pudo ser y no fue. Quizás por eso, su despedida estaba siendo tan dura y amarga. En esos últimos días me di cuenta que quizás deberíamos haber pasado más tiempo juntos, más ya había poco que hacer. La muerte se le estaba llevando.
Encuentros con la diosa
Hace mucho tiempo ya, las mujeres y los hombres del planeta se repartían las misiones de la vida de acuerdo a un orden natural que establecía la Madre Tierra Gaia. Se respetaban los ciclos existenciales en los animales, las plantas y seres humanos, y el equilibrio era perfecto.
La búsqueda de sentido
Había una vez un niño llamado Javi. Era un pequeño muy vivo y sonriente. Sus papas le enseñaron pronto a rezar. Jesusito de mi vida, Angel de la guarda, Cuatro esquinitas. Lo hacía con fervor y con mucho entusiasmo, pues se sentía protegido y cercano a ese padre que todos tenemos. Le gustaba mucho ir a misa de niños los domingos con papa y su Chache. También se sentía muy feliz, sobre todo cuando llegaba la Navidad, Semana Santa y el día del Corpus en el cuál la abuela, le compraba el primer helado del año.
Feliz Aniversario
Hoy diez de Septiembre de 2015 hace 38 años de la boda de mis padres.
Un hecho relevante para la existencia de 4 personas. Mi hermano (Gonzalo Cuesta Benito, mis dos sobrinas y yo.
La playa de mi misterio
Ya no había marcha atrás. Estaba decidido a encontrarme con la propia esencia. Era tan consciente de que mi vida había sido una sucesión de egos de supervivencia que ya no podía soportarlo más. Ni mi cuerpo, ni mi propia coherencia interna me lo permitían ahora. Así que decidí adentrarme en las profundidades del ser para descubrirme.