La vida es ese transito, que tiene un guión con giros muy interesantes. La mía empezó con una despedida.
A los pocos meses de nacer mi hermano, mis padres decidieron aumentar la familia. Y lo consiguieron. Lo que nunca supieron fue que eramos dos personas las que ibamos a compartir el vientre de mamá, al menos un tiempo. Mi hermano y yo. Fuera nos esperaba Gonzalo (el hermano mayor), y dentro un viaje de nueve meses maravilloso, hasta salir a la luz.
¡¡Eran tan bonito estar dentro del cuerpo de mi madre, acompañado por mi hermano!!. ¡¡Me sentía tan arropado!!. ¡¡Tan protegido!!. Era como estar en una casa de campo, llena de amor. Incluso ahora al recordarlo mi cuerpo experimenta maravillosas sensaciones. Sin embargo, no duró para siempre (si es que hay algo que lo haga). Un día abrí los ojos y mi gemelo ya no estaba allí. Sentí el vacío, la perdida, el adios aunque solo fuera un embrión de tres meses. Experimenté todo aquello, sin saber que había pasado. Quizás algún día alguien me lo supiera explicar. Quizás Dios tendría las respuestas a mis preguntas.
Querido Javi. Soy tu hermano. Puedes llamarme con el nombre que quieras. Ya ha pasado mucho tiempo, desde el día en que me separé de tí, y sigo viendo como aquello te genera sufrimiento. Te hablo todas las noches. Susurro en tu oido. Te repito una y otra vez que tienes derecho a ser feliz y vivir tu vida, pero nunca logro nada. Yo estoy muy bien en la luz. Aquí no existe tiempo, ni pena. No se cuando volveré a la vida. Quizás nos volvamos a encontrar. Mientras tanto, por favor, se feliz.
¿Cómo se puede vivir una vida entera dividido?. ¿Se puede experimentar la realidad a medias sin saberlo?. Nadie supo decirme que sobreviví a alguien que debería haberme acompañado, y desde ese día viví buscando su sombra. Primero fui tratando de superar mis miedos nocturnos, en la cama de mi hermano Gonzalo. Después busqué ser visto a toda costa, siendo un alumno tan brillante como travieso. ¿Se puede vivir a la mitad?. Sí. Se puede. Otra cosa son las sensaciones que me acompañaron a lo largo de la vida. Muchas veces era una incomprensión grande hacía conductas propias, la que aparecía, recordandome que algo no iba bien. Otras veces era un dolor sordo en el centro del pecho el que me hacía ver que mi periplo por el mundo, estaba huerfano en algún sentido.
En cualquier caso, y sin saber lo que me ocurría, nunca me faltó la valentía para tratar de llevar a cabo mis sueños. Durante una buena época de mi vida viajé a los lugares mas reconditos y emocionantes. Me ví en un país asolado por un Golpe de Estado (Honduras), y al verano siguiente en otra patria devastado por un terremoto (Haití). De alguna forma al no sentirme del todo vivo, buscaba las emociones fuertes. Más aquella situación, llegó a su fín.
Fue justo después cuando comenzó mi busqueda espiritual. Hice de todo. Meditaciones estaticas y dinamicas. Terapias de todo tipo. Seguí a gurús independienetemente de lo que propugnaran. Tenía que llenar un hueco que no sabía que ni siquiera que se encontraba en mi interior. Por el camino, me fui encontrando situaciones muy delicadas con algunas de las personas a las que consideré lideres espirituales. Así que decidí no volver a la busqueda nunca más.
Pero si algún aspecto reflejaba por encima de cualquier otro, la perdida de mi hermano, fue el mundo de la pareja. Me pasé años buscando almas gemelas. Mujeres de las que me colgaba con una facilidad tremenda. Todas aquellas historias estaban cargadas de sincronias y magía. Mas todas aquellas andanzas, reflejaban la busqueda de la primera persona que me encontré en vida. Mi hermano. Fue mi ultimo affair el que de alguna forma me hizo reencontrarme con él. Fue mi última relación, la que me puso cara a cara con alguien que ni siquiera sabía que existía.
«Prefiero no seguir con esto. Tu tienes cosas que solucionar, y yo no quiero empezar nada con alguien no disponible». Así fue la frase. Ni yo mismo creía que aquellas palabras pudieran salir de mi boca. Pero así fue. Decidí poner punto y final mucho antes que en otras situaciones del pasado, y aunque mi decisión me llenó de tristeza, me sentí ligero. Llevaba mucho tiempo con la sensación de no quererme lo suficiente, al verme involucrado en muchas relaciones a tres bandas. No quería más de lo mismo, por eso me rendí. Me fui a dormir con una sensación de gran soledad, quedando dormido enseguida. En la noche, el peluche que me acompañó desde que era pequeño, cayó desde lo alto del armario despertandome. El sobresalto llegó en un momento en que soñaba que hablaba a través de un espejo con alguien. Era como si estuviera recibiendo un mensaje de una persona que quería entrar en contacto conmigo. La caída del mi osito, había roto el marco de una foto de familia. Lo examiné. Era una imagen de la infancia en la que saliamos todos los primos. Me busqué. Allí estaba yo. Con tres años. Sentado en el suelo. Camiseta blanca de los pitufos con peto amarillo. A mi lado Gonzalo. Mi hermano mayor. Algo llamó mi atención. ¿Había una situación diferente en la foto, o es que quizás no fui consciente de ello hasta aquella noche?. Justo a mi lado una pequeña sombra me acompañaba. No era muy grande pero ser apreciaba lo suficientemente bien. Estaba muy sorprendido de lo que estaba viviendo, pues no sabía que era lo que me querían decir tantas señales. Aún así, volví a meterme en la cama, está vez con el peluche y me quedé dormido en pocos minutos.
Al día siguiente desperté con la sensación de que lo vivido respondía mas a un sueño que a una realidad. Nada mas salir de la cama, fui derecho a ver la foto cuyo marco se había hecho pedazos, por la acción de un osito. Y allí estaba el retrato. No había duda, a mi lado una pequeña sombra aparecía sentada. Aunque no lo quería creer, lo de la noche anterior no había sido una nebulosa.
Salí a la calle con muchas mas preguntas que respuestas en la cabeza. ¿Qué era todo lo que me estaba sucediendo?. Fui a la consulta del medico de cabecera a que me recetara algo para dormir. Conociendo mi capacidad de neurosis, era carne de insomnio. Allí estuve un buen rato esperando. Mientras llegaba mi turno, toda la atención se lla llevaron dos hermanos gemelos de unos dos años, que jugaban despreocupados, en la puerta del pediatra. Enseguida me llamó la atención la complicidad que había entre ambos. ¡¡Era muy bonito verlo!!. Si ya de por sí me gusta ver jugar a niños pequeños, lo de aquel par de seres identicos identicos me llenó de ternura.
Pasé a la consulta del médico. Le comenté lo que había vivido la noche anterior y lejos de recetarme un ansiolitico me preguntó. «¿ Crees en algo más de lo que vemos?». Acompañando la frase con una tarjeta en la que ponía el nombre y apellido de una persona. No supe que contestar. «Es el telefono de mi hermana gemela. Llamalá creo que te podrá ayudar». ¿Otros hermanos gemelos?. ¿Que significaba todo esto?.
» Una vez escuché que los hermanos gemelos comparten alma, y por eso es tan dificil separarlos». Anónimo.
Dejé pasar un par de horas antes de llamar al telefono. Al final lo hice. Estaba tan intrigado como curioso. Me lo cogió enseguida. » Eres el chico que ha estado en la consulta de mi hermano esta mañana. ¿verdad?. «. Preguntó directamente nada mas descolgar el telefono . Me sorprendió, la firmeza que trasmitía con esa voz tan suave. «Te espero esta tarde en mi casa a las 19:00. Creo que lo que vas a descubrir va a cambiarte». Colgué sin querer analizar nada de lo que estaba viviendo.
Llegué puntual. Toqué en la puerta, y enseguida me abrió una mujer de mediana edad, muy similar en rasgos faciales a mi medico. Me ofreció asiento y si quería una infusión. «Mi nombre es Javier» me presenté. «Está noche me sucedieron una serie de cosas, que no supe como encajar y fui a la consulta de tu hermano, para que me recetará algo para dormir. Sin embargo, me dió tu telefono. Ella sonrió » ¿me puedes contar lo que has vivido está madrugada?». Relaté de nuevo la situación como ante el doctor. Ella me miraba atentamente mientras asentía. Al finalizar me preguntó por cuestiones personales tipo. «¿Sientes que no tienes un lugar en la vida?, ¿experimentas angustía con asiduidad?, ¿piensas que la gente no te ve?, ¿te sientes solo?, ¿tienes la sensación de que te falta algo o alguien?.» Todas mis respuestas fueron un sí. Después de mirarme detenidamente me explicó. » Javier desde hace muchos años soy capaz de identificar a las personas que perdieron a un hermano antes de nacer. Este cuestionario es un mero tramite. Yo nací siendo hermana de tu medico de cabecera, sin embargo en el camino de la gestación eramos tres. Perdimos a mi otra hermana antes de nacer. Mi hermano apenas lo notó, pues no se encontraba a su lado dentro del vientre de mamá. Yo sin embargo experimenté dolor emocional durante gran parte de mi vida, hasta que empecé a desarrollar una sensibilidad que me hace conectar con los gemelos solitarios que hay en el mundo. Javier tu eres uno de ellos. Es como si una parte de tu alma se haya quedado mirando a alguien que no está». ¿Gemelo solitario?. ¿Conexión?. ¿Mi alma mirando a quién no está?. Si no hubiera sido, porque en mi interior sabía que lo que me estaba diciendo era verdad, hubiera salido corriendo. Todo lo que me preguntó aquella mujer era un reflejo de mi vida, y ahora por fin conocía la realidad de lo que tanto tiempo me había pasado.
«La historia de los nueve meses anteriores al nacimiento de un ser humano es, probablemente, mucho mas interesante y contiene acontecimientos mas transcedentales que los setenta años siguientes». Samuel Taylor Coleridge.
Después de la visita a Lucía, que era como se llamaba la hermana gemela de mi medico de familia, estuve un tiempo reflexionando tratando de darle sentido a todo lo vivido. Todo encajaba. Sin embargo, había un último movimiento que quería que hacer. Escribir una carta de despedida a quien fuera mi gemelo.
«Querido hermano:
En todos estos días mas que pensar en mi vida, he pensado en lo que pudo ser y no fue. Aprender a caminar juntos, reir, jugar, compartir. Crecer unidos hubiera sido muy bonito, pero no fue así. No pudo ser. Por motivos que desconozco, nunca llegaste a nacer, y yo te he echado de menos todo este tiempo. Sin embargo, hoy tengo la certeza que pasó lo que tenía que pasar, porque tu así lo quisiste, y porque seguro que yo tenía que aprender a comprender la vida de una manera diferente. Hoy me despido de tí, con la misma tristeza de si te hubiera conocido, y sin embargo, es la primera vez en mucho tiempo que me siento libre.
Creo que esta situación me ha hecho ser mejor persona, mas comprensivo y sensible con los demas. También creo que es un regalo que tu me has hecho. Supongo que en la luz, hay paz y no existe la pena. Tampoco se si existen mas vidas, pero en cualquier caso, ojalá nos encontremos otra vez.
Un abrazo grande hermano.
Al terminar la carta una lagrima recorrió mi mejilla. Me tumbé y quedé dormido. Poco tiempo después desperté de manera sútil. Justo en frente de mí, al otro lado de la ventana una figura casi identica a mi, me despedía diciendome adios con la mano. Iba acompañado de un angel. En ese momento supe, que mi hermano volvía a descansar en paz, y yo ya era libre para ser feliz.