Carta a la pequeña Lucía

Mayo de 2012

 

Querida Lucía. Hace 5 meses que nos llegó la noticia de que venías al mundo. Una semana antes, tu abuelo materno, nos dejó, y como la vida es así de paradójica, su pérdida fue compensada con el anuncio de tu llegada. Según nos han dicho, vas a ser niña. Tus padres ya han elegido nombre. Lo confieso. Me encanta. Quizás porque todas las Lucías que he conocido han sido muy guapas o quizás porque incluso si te llamaran Adolfa me ibas a gustar de todas formas.

Creo que el nombre está elegido muy acertadamente. Al fin y al cabo Lucía viene de luz, y pienso que eso es lo que somos. Aunque bien es cierto que muchas personas se esfuerzan en demostrar, creer y convencer de lo contrario. De esto te darás cuenta cuando veas tus primeros telediarios. Son programas de televisión que hablan de noticias muy positivas y alentadoras.

¿Qué es lo que te vas a encontrar? Eso depende de la manera en la que aprendas a ver la vida. Para algunas personas la existencia es una experiencia carente de sentido y de profundidad, lo que les hace ver el mundo como un lugar extraño e inhóspito en el mejor de los casos. Otros hombres y mujeres  perciben  la experiencia vital como un juego en el que lo más importante es disfrutar y almacenar vivencias.  También existen algunos individuos  que viven la vida como si fuera un campo de batalla en el que solo sobreviven los más fuertes y poderosos. Y no puedo pasar por alto el grupo de seres humanos que no se plantean algo tan sumamente filosófico y se dedican simplemente a vivir. Hay tantas formas de percibir la vida como personas hay en el mundo. Tú también tendrás la tuya propia pequeñita. Esperemos que la que elijas  te haga muy feliz.

Eso sí, te adelanto una guía de las personas que te esperamos.

Gonzalo. Es tu papá. Un hombre sensible y cariñoso. Comprensivo, atento, trabajador y asertivo. Algunos dicen que es demasiado bueno, otros que demasiado prudente. Eso sí. Tiene cosas raras. Es del Málaga en fútbol y  silba hacía dentro.                                                                                                                      Ana. Es tu mamá. Una mujer alegre y fuerte. Muy mañosa. Aunque es periodista, en un futuro la veremos abriendo su tienda de jabones. Es muy creativa y cercana. Si por algo destaca es por su valentía y por saber escuchar.                  Lute y Charo. Abuelos paternos. Son una pareja muy bien avenida. Tu abuela es graciosa, cariñosa y muy niñera. Tu abuelo es un hombre solidario, comprometido y altruista. Una ONG con patas.                                                Mercedes. Abuela materna. Una mujer simpática y cariñosa. Tiene muy buena conversación. Es independiente y alegre.                                                                    Javi. Tío paterno. Mejor sería poner que soy tu único tío. De mi te voy a escribir poco. Creo que para cuando puedas leer esta carta me conocerás lo suficiente para sacar tus conclusiones. Seguro qué más de una sonrisa te habré robado por el camino.                                                                                                                          Estos días todos imaginamos como vas a ser. Si vas a tener los ojos de tu madre o la nariz de tu padre. Si  tu piel será  morena o muy pálida. Si cuando crezcas te dedicaras al derecho o a la  medicina.                                                                            No creo que sean cosas relevantes. Eso  sí, es  mejor que no heredes el pelo de papá o el mío. Cierto es que ahorramos en peines, y  que los calvos estamos de moda, pero seguro que vas a estar mucho más guapa con una melena al viento como la de los anuncios de champú.                                                                    Lucía, ya se que son solo hipótesis de cómo serás y de hasta donde llegarás. Pero una cosa tengo clara. Seas como seas, llegues donde llegues, te querré siempre. Para explicar este sentimiento la gente dice que la sangre tira mucho. No me gusta demasiado está explicación. Parece una frase hecha por vampiros. Prefiero pensar que el amor incondicional que has despertado en mí, es resultado del cambio que vas provocando en todos los que te esperamos pues traes aire fresco a nuestras vidas. Muchos besos chiquitita. Nos vemos en el hospital en Septiembre.

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