Llegué hace siete años a este colegio y las primeras clases de Educación Física ( a las que se unieron de religión) fueron con vosotros. Yo estaba muy verde, y alguna que otra me liasteis ( sobre todo Ivan) pero era muy agradable entrar en vuestras aulas en las que curiosamente habéis cubierto vuestras últimas días en el Santa Maria del Carmen.
Me acogisteis bien. Quizás porque siempre me habéis considerado el profesor joven enrollado. El caso es que ese primer año ya es imborrable para mí. Desde aquel entonces he seguido vuestros pasos de cerca, viendo como poco a poco ibais creciendo en todos los sentidos. Por el camino tuve el enorme honor de compartir con algunos de vosotros el taller de Educación Emocional que os propuse, y ahí me di cuenta de la dimensión que tenéis como personas.
Ahora, os veo convertidos en hombres y mujeres, que a punto están de comenzar una gran aventura, lejos de las paredes de lo que siempre será vuestra casa. El recuerdo que dejáis en mi es inmejorable, y aunque hay un poso de nostalgia y de tristeza porque voláis del nido en el que me encuentro, soy feliz porque el mundo recibirá a un grupo de chicos y chicas que estoy seguro harán de este un lugar mejor. Sed valientes, y nunca os rindáis en la búsqueda de la felicidad, pues en eso consiste este tinglado llamado vida.
Recordaros lo que tanto os repetí: no os toméis demasiado en serio la vida porque no saldréis vivo de ella, los ángeles vuelan porque le quitan importancia a las cosas y , vivid a través de los ojos de los niños que tuve la suerte de conocer cuando nos encontramos hace 7 años. No os despido con un adiós, porque siempre vais a estar en mi recuerdo, solo me sale deciros: Gracias.¡¡ Buena suerte chic@s!!.