A los pocos días de nacer yo, Mamá desarrolló una gran infección. Semanas más tarde remitió, o al menos eso parecía. Estaba muy asustado porque mamá estaba siempre cansada y pálida. Algo malo la pasaba. No me atrevía a llorar para pedir alimento, pues la sentía tan débil que creía que si me alimentaba moriría. Así que durante mucho tiempo, ella pensó que yo era un bebe muy tranquilo, cuando en realidad estaba aterrado por su salud. Incluso dejé de llorar de noche para que pudiera descansar. Era tan bonita y tan delicada…era mi mamá.




